Por: Eduardo José Pantaleón Santana De repente aparecen unas luces. Retumba el sonido del Heavy Metal a todo volumen, el cual de manera tenue desaparece, encontrándose luego una voz grave y fuerte llamando a amplificar los gritos de los espectadores: El presentador del combate. El público enloquece cuando finalmente entra el primer contendiente. Campeón de peso pesado, invicto y alabado por sus numerosas victorias. Un individuo de mediana edad y fornido; con un envidiable aspecto físico. Sube a la tarima y realiza gestos optimistas acerca de la ineludible victoria que eventualmente tendrá en esta batalla. No lo duda. Es lo que siempre ha hecho y esta vez lo volverá a lograr: -Derrotar a su retador a como dé lugar-. Por otro lado, la música cambia su tono y esencia; se escuchan tambores y güiras con el ritmo del merengue y ¡PUM! Sale el segundo contendiente. Un joven de características poco llamativas. Sí, increíblemente cumplió con los requisitos del peso para combatir en esta categorí...
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